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¿Cuál es el plan?

-¿Cuál es el plan? 

-Ir más rápido. 

-Sí, pero ¿para qué? 

-Para producir más. 

-Está bien, pero ¿para qué? 

-Para tener más riqueza y más conocimiento... más rápido.

-Sí, sí... ¿Pero para  qué?

- Para... poder colonizar otros planetas. 

-¡¿Otros planetas?! ¿Para? 

-Para tener a dónde ir cuando explote la Tierra... o se vuelva inhabitable. 

-Entiendo... Pero, ¡¿para qué?!

-¿Para seguir viviendo?

-¿Solo para eso? 

-¿Te parece poco?

-¿Entonces somos una plaga? 

-¡Pero qué plaga!


Alguna vez hubo personas que fumaban tabaco

Aunque les cueste creerlo, les aseguro que es verdad: incluso entrado el siglo XXI d.C., aún hay personas que inhalan y exhalan humo voluntariamente. Cigarrillos y pipas son los dispositivos diseñados para realizar tal excentricidad e imagino que  podrán encontrar algún ejemplar en los museos. 

Cuando era chico, este hábito me parecía ridículo e incomprensible ya que, como es de imaginar, es perjudicial para la salud. ¿Cómo alguien podría dañarse voluntariamente? ¿Son tontos?  ¿Por qué directamente no se suicidan? 

Sin embargo, por una desafortunada conjunción de factores, yo también sucumbí a la tentación y me convertí en un fumador. No culpo a las seductoras publicidades, ni a los carismáticos personajes cinematográficos y literarios que fuman, ni a los amigos que me convidaron los primeros cigarrillos. Fue mi decisión y asumo toda la responsabilidad. 

Al principio me resguardaba en la escasa dosis: "Dos cigarrillos por día no pueden ser tan malos". Pero casi sin darme cuenta, dos se tranformaron en cinco, cinco en diez y diez en veinte. Incluso los treinta cigarrillos de los peores días no parecían tanto en comparación con los sesenta que fumaban algunas personas de generaciones anteriores.  Además, si fumar hace tan mal, ¿por qué hay tantos ancianos que fuman?

El problema con el cigarrillo es que un fumador no solo fuma cuando está triste sino también cuando está contento, pasando por todos los estados intermedios. No solo fuma para combatir la angustia y ansiedad sino para acompañar los momentos de felicidad y relax. Cualquier momento y lugar parece el adecuado para echar humo. 

Sin embargo, estoy decidido a dejar de fumar. Aunque sé que no va a ser fácil, desempolvé mi oxidada fuerza de voluntad y estoy seguro de que esta vez lo voy a conseguir. Lo que más me entusiasma es poder experimentar los cambios: volver a sentir con plenitud los aromas, recuperar la capacidad pulmonar, dejar de apestar y, sobre todo, volver mirar por encima del hombro a los idiotas que todavía fuman. 

Lo único que lamento de dejar de fumar es que ya no voy a poder prender un cigarrillo para festejarlo. 


Hola, gente del futuro


A veces pienso cómo van a ser.

¿Van a tener chips adentro de la cabeza? 

¿Van a viajar a otros planetas de vacaciones?

¿Van a ser capaces de surfear el tiempo atrás y visitarnos? 

Tenemos muchas preguntas sobre ustedes, gente del futuro. 

¿Van a lograr vencer a la muerte?

¿Van a descifrar los misterios del universo?

¿Van a encontrar un sentido a la existencia?

Ojalá no se olviden de nosotros, gente del futuro.

¿Van a ser más sinceros que nosotros?

¿Van a ser más flexibles que nosotros?

¿Van a ser más felices que nosotros?

Espero que sí, gente del futuro. 

¿Van a encontrar estas palabras?

¿Van a entender este lenguaje?

¿Acaso siquiera van a existir?

Son muy intrigantes, gente del futuro.