Hoy por hoy, la muerte es bastante equitativa. Aunque existen las formas más variadas de llegar a ella, el resultado sería el mismo.
Ahora bien, ¿qué pasará cuando a través de la tecnología la muerte tal como la conocemos comience a ser desafiada?
Cuando la primera y más rudimentaria forma de inmortalidad salga al mercado, es probable que sea bastante cara. Seguramente habrá desprevenidos que, desconociendo la novedad, hayan gastado sus ahorros en una computadora o un auto nuevo.
-¿Y por qué no lo venden y compran la inmortalidad?
-¿Quién te va a dar un mango por un auto pudiendo comprar la inmortalidad?
Caos.
La inmortalidad trastocará la economía. Familias ante la encrucijada de decidir cuál de sus integrantes merece la inmortalidad, ya que solo alcanza para uno de ellos. Contrabandistas que venden versiones más baratas de inmortalidad fabricadas en China. Candidatos a presidente que prometen la inmortalidad para todos, aún sabiendo que las empresas no lo permitirán.
Más tarde, el precio comenzará a bajar y antes de que puedas decir pastel de arándanos, cualquier idiota podrá hacer fila para comprar la nueva versión de inmortalidad el día de su lanzamiento.
-Pastel de arándanos.
Tal vez no tan rápido, pero muy rápido. Hasta que finalmente abunden los locales en los que por menos de lo que cueste un kilo de helado, la gente podrá descargar su cerebro en una computadora para vivir en un mundo digital. Pero para muchos, ya será demasiado tarde.
Si alguna vez te amargaste por no poder pagar el precio de una entrada a un recital, un teléfono o un par de zapatillas, ¿te imaginás no llegar a la inmortalidad porque te faltan algunos billetes?